

Autores del número
Marcelo Krichesky
A partir de la Ley de Educación de 2006 es posible detectar cifras que hablan de una mejora en relación con la democratización social del nivel secundario. Sin embargo, se impone un debate de tipo cualitativo, que tenga en cuenta distintas experiencias exitosas en cuanto a nuevos formatos, cambios en el régimen académico y la posibilidad de acompañar trayectorias escolares divergentes de las tradicionales.
Luz Albergucci
En 2006, la Ley de Educación Nacional estableció, entre otras cosas, la obligatoriedad del nivel secundario. Lejos de las evaluaciones simplistas y el escenario apocalíptico presentado por la gestión actual, aquí se propone un análisis de lo realizado tomando como base los ejes de calidad y de inclusión en tanto conceptos indisociables.
Graciela Favilli
Aunque existe cierta tendencia a naturalizarlos, los diseños curriculares son producto de acuerdos históricos, de políticas públicas y de formas concretas de concebir la educación. Al respecto, la nueva gestión nacional propone un retroceso en el camino hacia una escuela media inclusiva y de calidad.
Manuel Jerónimo Becerra
El modelo tradicional de escuela secundaria no está preparado para responder a la compleja realidad social que viven muchos de sus nuevos alumnos. En este contexto adverso, agravado por la discontinuidad de las políticas educativas y la desvalorización oficial de la tarea docente, se impone el esfuerzo de reflexionar por fuera de las “salidas” facilistas vinculadas con la exclusión de los “inadaptados” y la naturalización de la crisis.
Gabriel Brener, Marcela Martínez, Damián Huergo y Gustavo Galli
Alentada por el éxito de la mercantilización de la violencia en los discursos mediáticos, la judicialización de los vínculos escolares evidencia el predominio de la dimensión jurídica sobre la pedagógica y política de las instituciones educativas. Frente a esto, la escuela tiene la oportunidad de recoger el guante y apostar a la construcción de una trama comunitaria, basada en el cuidado y la confianza en el otro, antes que en el miedo y la exclusión.
Alfredo J.M. Carballeda
Desde la perspectiva neoliberal utilitarista y el discurso de la meritocracia, las necesidades no son reconocidas como derechos sociales no cumplidos, sino que son atribuidas a falencias individuales, ya sea conductuales o genéticas. En este escenario de fragmentación social, quien demanda puede ser visto como un Otro amenazante por aquellas instancias que deberían cuidarlo e incluirlo.
Claudia Bracchi
Para que la escuela secundaria sea un verdadero lugar de inclusión y desarrollo integral es imprescindible defender los marcos normativos y las prácticas que entienden al cuidado mutuo como derecho. Solo a partir de la confianza, la solidaridad y la responsabilidad por los demás es posible concebir un aprendizaje que incluya la oportunidad de pensarse como sujeto creador de un proyecto de vida, en compañía de otros.
(Este artículo posee aportes de Adrián Melo, Juliana Ricardo y Gabriela Tolosa. Las reflexiones forman parte de un libro en proceso sobre la educación secundaria en la provincia de Buenos Aires.)
Gisela Andrade Débora Schneider
A partir de un proyecto lanzado en 2013 por el Ministerio de Educación nacional, distintas universidades, municipios y comunidades coincidieron en la creación de escuelas secundarias con el objetivo de incluir a jóvenes en situación de desigualdad social y educativa. Por medio de diseños innovadores, se priorizó el fortalecimiento de los derechos de los estudiantes y el acompañamiento de sus trayectorias educativas reales.
Claudia Cesaroni y Diego Antico
Creada a partir de una articulación entre autoridades nacionales, municipales y universitarias, y en especial gracias a la lucha de los vecinos, la Escuela Secundaria de Educación Técnica de la Universidad Nacional de Quilmes (ESET-UNQ) funciona en Ezpeleta. Allí, entre otras cosas, los chicos rastrean, construyen y transmiten conocimientos acerca de su propia comunidad y de sus derechos.
Rodolfo Walsh, Operación Masacre
Sandra Elizabeth Jaurena
Con la nueva ley, el nivel secundario es considerado oficialmente en función de una perspectiva que supone la integración y la participación de los jóvenes, en contraste con el paradigma “meritocrático” predominante. Se analizan aquí los logros y los desafíos pendientes, según la mirada de los trabajadores de la educación.
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